Para iniciarme en este mundo de los blogs, hubiese querido escribir cualquier otra cosa menos esta que estoy escribiendo. Hoy es un día muy triste para mí y mi familia, y así lo hacen saber mis ojos llorosos. Papi, que tantas veces me cuidaste, que dabas lo que no tenías por hacerme feliz de pequeño, que tanto te has preocupado por mí... ¡Qué injusta es la vida, joder!
Y ahora me pregunto por qué tú y no otros, por qué tú y no otro... Tal vez pueda sonar a maldad o a esgoísmo, pero es lo que siento. Es lo que pensé cuando me dijo el médico el tumor que te acompaña desde hace tiempo...
Eso sí, hay una cosa que tengo clara y es que, de ahora en adelante, voy a hacer lo que llevo haciendo todo este tiempo, pero multiplicado por x, para que no te sientas sólo en ningún momento y veas que tienes el apoyo de toda tu familia. Y si no fuese así, Henar se encargaría de reconducirme para que hiciese lo correcto, como hace siempre que me equivoco.
Y ya que te menciono, Henar, te diré que gracias, gracias y mil veces gracias, por tu apoyo, por tus buenas palabras, por tus buenos gestos... No sólo conmigo, sino con todo el mundo (todo el que se lo merece claro). Esta primera entrada iba a ser para tí, pero espero que sepas comprender el por qué del cambio. A tí te haré otra con todo el amor que te tengo que, como sabes, es infinito.
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